Trastornos del sueño: el insomnio
Todos hemos pasado, alguna vez, una noche en vela, sin poder conciliar el sueño y se recuerda como algo interminable, casi infinito. Se habla entonces de insomnio. El insomnio es un trastorno del sueño que consiste en la imposibilidad para iniciar o mantener el sueño. El problema es que suele venir acompañado de una disminución del rendimiento laboral, un incremento de la tasa de accidentes, falta de enrgía y a una mayor propensión a padecer enfermedades.Los trastornos del sueño no son algo raro: más del 50% de los pacientes de atención primaria se quejan del insomnio si se les pregunta por el sueño, 30% lo mencionan a su médico de cabecera por iniciativa propia. Se estima que un 10% de la población adulta padece insomnio crónico.
Referente a las causas del insomnio, se debe hacer notar que existe una relación estrecha entre una persona sana y un sueño normal, así el insomnio puede depender de otra enfermedad. Se diferencian los siguientes tipos de insomnio:
el insomnio extrínseco o externo, debido a factores ambientales, abuso de sustancias, un equipo de descanso deficiente, etc
y el insomnio intrínseco o interno, debido a factores personales como situaciones de estrés, preocupaciones o trastornos del sueño. Se diferencian trastornos primarios del sueño y los trastornos secundarios del sueño. En lo que se refiere a los trastornos primarios se nota en primer lugar el insomnio primario causado por, en la mayoría de los casos, situaciones de estrés. Se nota también un trastorno del ritmo circadiano; este es nuestro reloj biológico que debe adaptar el individuo a las 24 horas del día. Este ritmo circadiano se puede alterar debido a factores externos o internos que molestan a las conexiones neuronales entre la retina y el cerebro, (ejemplos serían el sueño avanzado, el sueño retrasado, el 'jet-lag', que es cuando el sueño es normal pero el sujeto presenta dificultad para ajustar al ritmo de sueño a la nueva franja horaria a la que se ha desplazado. El síndrome de piernas inquietas se sitúa también entre los trastornos primarios; consiste en temblores de las extremidades, sobre todo de las piernas, que aparecen al inicio del sueño. Los trastornos secundarios del sueño se dividen en tres categorías: el insomnio asociado a enfermedades neurológicas, el insomnio asociado a enfermedades psiquiátricas y los trastornos secundarios asociados a malestar físico intenso.
Cuando el tipo de trastornos del sueño es identificado (hoy los doctores tienen muchas dificultades para identificar y así curar el insomnio), se puede intentar empezar un tratamiento adaptado tanto 'no farmacológico' como farmacológico. Dentro del campo 'no farmacológico', debemos primeramente conseguir una buena 'higiene' del sueño, es decir, seguir una serie de pautas y medidas, que siendo sencillas de llevar a cabo, mejorarán sustancialmente la calidad del sueño y pueden ser suficientes para combatir el insomnio:
01 despertarse y acostarse todos los días a la misma hora,
02 limitar el tiempo diario en cama,
03 suprimir la ingesta de sustancias con efecto activador, tales como cafeina (es un estimulante del sistema nervioso y se debe interrumpir su consumo 4-6 horas antes de acostarse), nicotina (también es un estimulante del sistema nervioso) y alcohol (es un depresor del sistema nervioso; si bien puede facilitar el inicio del sueño, provoca despertares a lo largo de la noche)
04 evitar largas siestas,
05 practicar ejercicios de relajación y realizar ejercicio físico (evitando las últimas horas del día pues el sistema nervioso se activaría y la sensación de somnolencia se perdería),
06 tomar baños de agua a temperatura corporal,
07 comer a horas regulares,
08 minimizar el ruido, la luz y las temperaturas extremas (no más de 24ºC ni menos de 12ºC) durante el periodo de sueño, utilizando tapones para los oídos, ruidos tenues de fondo como un ventilador, persianas en las ventanas, mantas eléctricas o aire acondicionado,
09 contar con una cama respetuosa con la espalda, preferiblemente de materiales adaptables tales como el látex o los colchones de viscoelástica, mantener limpio el colchón, asi como reemplazarlo cada 10 años como máximo.
Los tratamientos no farmacológicos incluyen también psicoterapia que intentan modificar y controlar pensamientos negativos y ansiógenos que aparecen al acostarse. Se considera que este tipo de tratamiento es efectivo si la latencia de inicio del sueño disminuye de 30 minutos.
Desde la antigüedad se han venido usando diferentes sustancias químicas obtenidas de plantas para inducir y mantener el sueño, se trata de tratamientos farmacológicos. Tratamientos naturales a partir de valeriana, tila, pasiflora, existen pero se han desarrollado otros tratamientos artificiales. Los barbituricos hasta hace unas décadas fueron los fármacos más usados pero debido a los numerosos casos de abuso su uso ha ido disminuyendo. Los hipnóticos también son desaconsejados ya que alteran las estructura del sueño y producen tolerancia y dependencia. Así, se ha creado las benzodiacepinas para sustituirlos que siempre se deben emplear con la máxima precaución y previa consulta a su médico.