Estudio Actimat; 'si, hay que cambiar los sistemas de descanso'
El principio de la encuesta Actimat revela la necesidad de renovación del sistema de descanso al menos cada diez años. Este estudio se ha realizado en colaboración con el centro del sueño y de la vigilancia del Hotel-Dieu de París y con su director, el profesor Damien Léger. El objetivo de este estudio era probar científicamente la influencia de un sistema de descanso en el sueño, apoyándose en la hipótesis de que un equipo nuevo puede mejorar la calidad del sueño haciéndolo más reparador.El estudio ya había confirmado una evidencia según la cual un sistema antiguo podía provocar trastornos del sueño; el 92% de los franceses estimaban, en efecto, que tener un equipo de descanso nuevo es importante para la salud, el 94% que mejoraba su sueño y el 97% que aliviaba sus dolores.
Todavía había que probarlo de modo irrefutable para poder afirmar con toda seguridad que es cierta la hipótesis sobre la importancia de renovar el sistema de descanso antes de los 10 años. Tras los resultados del estudio se percibe una notable mejora en la calidad del sueño en individuos que lo han renovado: los sujetos se mueven menos, su sueño es más sereno, más descanso y más reparador.
Subjetivamente hablando (percepción del individuo), se observa particularmente una ganancia de 14 minutos suplementarios de sueño con un nuevo sistema, incluso pasando menos tiempo en la cama. Se comprueba también que permite una mejora, siempre subjetiva, de la calidad del sueño y de la frescura al despertar (menos dificultades en despertarse por la mañana). Objetivamente hablando (datos medibles, materiales y cifrados), los registros del sueño muestran que la actividad mínima durante la noche disminuye claramente.
Una hipótesis ya adelantada por el profesor Damien Léger: el cuerpo, mejor instalado y relajado sobre una cama nueva, no sufriría ya los puntos de compresión, evitando así las molestias al durmiente durante su sueño. Su sueño, siendo de mejor calidad, permitirá una actividad más intensa y más enérgica durante la jornada.
En conclusión, la duración del sueño es independiente de utilizar un sistema de descanso más antiguo o más novedoso pero este factor incide directamente en la calidad del mismo. El cambio de una cama antigua por una cama nueva permite dormir mucho mejor pero no necesariamente más tiempo. El profesor Damián Léger añade: los profesionales de salud tienen hoy un verdadero rol que desempeñar ante sus pacientes y deben sensibilizarlos en el transcurso de las consultas médicas en la importancia de un sistema de descanso óptimo y novedoso para una una mejor eficacia del sueño. Las fases del estudio
Las personas que deseaban participar en el estudio debían tener un sueño frágil y obtener una puntuación superior a 17 en la escala de Ford, instrumento que mide la fragilidad del sueño en determinadas condiciones.
Los sujetos debían tener un seño frágil pero no patológico, así como un equipo de descanso de más de 10 años con pruebas demostrables. Los voluntarios tuvieron que pasar una prueba de admisión destinada a la evaluación clínica.
La primera fase, de dos semanas, permitió la evaluación del sueño de los sujetos en sus condiciones habituales de sueño: en su domicilio, con el sistema de descanso que tenían habitualmente. La evaluación s a la vez subjetiva porque está basada en las sensaciones de la persona (cuestionario y agenda del sueño) y objetiva (actímetro).
La segunda fase, de dos semanas igualmente, es un periodo de transición y de aclimatación al cambio del nuevo sistema, colchón y somier de tecnología equivalente, pero totalmente nuevos.
La tercera fase, de dos semanas también, permite la avaluación después del cambio del sistema, con los mismos instrumentos y utensilios de avaluación.
Durante cada periodo de prueba, los participantes llevaron un altímetro (especie de reloj que registra continuamente los períodos de vigilancia y de sueño del sujeto midiendo los movimientos físicos) y completar un cuaderno de evaluación.)